Polixena
Polixena era hija de Príamo, rey de Troya, y de Hecabe. Tras la caída de la ciudad, las troyanas fueron repartidas entre los griegos como parte del botín de guerra. En aquel momento, el alma de Aquiles acudió al reparto desde su tumba para reclamar su parte en la que debía estar Polixena. Los griegos decidieron honrar a su héroe y la situaron sobre su tumba con Hecabe a su lado. Con una gran sangre fría la joven se despojó de sus ropas para que Neoptolomeo, hijo de Aquiles, la matase con su espada. Eurípides describió lo que la joven le dijo a su ejecutor antes del momento final: «Joven príncipe, si es mi pecho donde vas a golpear, aquí está, golpea; o si es mi cuello donde apunta tu espada, detente, pues está desnudo». Después él, sorprendido y apesadumbrado a la vez, le quitó el último aliento con su acero haciendo brotar un manantial de sangre. Incluso en su agonía mantuvo la dignidad «escondiendo a la vista de los hombres lo que las doncellas modestas deben esconder».
Según algunas versiones, había una razón de peso para que el alma de Aquiles hubiese elegido a Polixena y es que se había enamorado de ella en vida. Su hermano Héctor evitó que se casase con él, pero tras su muerte a manos del propio Aquiles, los dos se encontraron de nuevo. Fue durante este encuentro cuando Paris, oculto, mató a Aquiles con la flecha guiada por Apolo.
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