El nacimiento del primer Shaman

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El nacimiento el primer Shaman

Adja era un joven persa que enfermó en extrañas circunstancias. Su cuerpo perdió toda fuerza y fue dado por muerto. Pero, realmente lo que le sucedió es que cayó en un sueño tan profundo como desconocido. Los pájaros negros lo tomaron y lo elevaron al cielo, mundo superior regido por las aves.

Allí fue criado y educado por ellos. Cuando adquirió el grado de conocimiento deseado por dichos pájaros, lo redujeron al tamaño de un embrión y lo depositaron en el vientre de una mujer. Así, volvió a nacer en el seno de una nueva familia sin tener recuerdos de su pasado. Según crecía, iba descubriendo que tenía poderes curativos y su ingenio crecía, según crecía su cuerpo. Se dedicó a curar a los enfermos, a crear ungüentos, a recuperar las almas perdidas y, en fin, a utilizar todos los recursos que la naturaleza ponía a su alcance con la ayuda de los pájaros.

En su larga vida pudo enseñar sus conocimientos a varios pupilos, y éstos, a otros tantos, desarrollándose así la tradición shamánica oriental. Sólo unos pocos elegidos pudieron demostrar sus dotes y desarrollar todos los conocimientos e ingenios necesarios para convertirse en un auténtico shamán. La propia naturaleza se encargó de comunicarse con las personas elegidas para ser el enlace entre ella y los hombres, para que la humanidad nunca olvide que ella está ahí y que si nos portamos bien con ella revertirá en beneficio propio.

Así, los shamanes son médicos, guías espirituales y suelen estar dotados con el don de la poesía. Basan su energía en el poder de la naturaleza y en su conocimiento. Son respetados y adorados como dioses, siendo un referente vital para sus pueblos.

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