Escila

Escila

Escila

Escila es una figura conocida sobre todo por la Odisea, donde aparece como mons­truo marino junto al torbellino Caribdis, formando un peligroso estrecho -probablemente el de Mesina- completamente imposible de navegar. Antes de esto había sido una hermosa ninfa marina que se ha­bía permitido rechazar a multitud de pre­tendientes.

Entre todos los que habían pretendido sus favores estuvo el dios marino Glauco, cuya primera forma fue la del mortal Glaucis. Pero posteriormente fue transformado en tritón, con cabeza y torso de hombre, y cola de pez, cuando puso sus pies sobre un arroyo virgen siendo pescador. Vació su red sobre la hierba para contar su pesca y los peces recobraron la vida y regresaron al mar. Sorprendido, Glaucis probó la hierba y experimentó una irrefrenable ne­cesidad de sumergirse en el agua. Así lo hizo y fue recibido por los dioses del mar, que le dieron la inmortalidad y su nuevo aspecto.

Escila, a quien le contó este cuento, no mostró interés en él, de manera que Glauco consultó a la hechicera Circe (ver Circe). Le pidió que le diese hierbas mágicas para conquistar a Escila, pero Circe le advirtió que no lo hiciese, a la vez que le declaraba su amor. Cuando Glauco la rechazó, Circe no pudo resistir la humillación y se consideró tan insultada que preparó una pócima mágica para verterla en la ba­hía donde nadaba Escila. El agua contami­nada transformó a Escila en un monstruo con 12 patas y seis cuellos, rematados con una horrible cabeza cada uno. Según Ovi­dio, su vientre estaba cubierto con cabezas de perros ladrando de aspecto similar al de Cerbero.

Al ver a su amada transformada, Glauco rompió a llorar, pero muy asustado dejó el palacio de Circe, temiendo que la hechicera quisiera casarse con él. Escila permaneció en el estrecho de Mesina y, según Ovidio, se vengó de Circe devorando a parte de la tripulación de Odiseo cuando pasaron el estrecho, pues el héroe había sido amante de la hechicera. Finalmente, Escila se convirtió en roca. Aún hoy en mu­chos lugares se mantiene la expresión «en­tre Escila y Caribdis», con el sentido de es­tar entre la espada y la pared.

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