Maíz Huichol
Los huicholes estaban saturados de comer siempre lo mismo y querían algo que se pudiera tomar cada día pero de muy distintas maneras. Un muchacho oyó hablar del maíz y de los ricos guisos, de las tortillas y de la sopa que con este cereal se preparaba. Pero el maíz se hallaba muy lejos, al otro lado de la montaña. Eso no lo desanimó y comenzó a andar encontrándose una fila de hormigas. Sabía que eran las guardianas del maíz por lo que las siguió.
Después de caminar, el joven se quedó dormido y las hormigas se comieron toda su ropa, dejándole tan sólo con su arco y flechas. Sin ropa y con mucho hambre, el joven se lamentó. Un pájaro se posó en un árbol cercano y el joven le apuntó con su arco pero éste le increpó diciéndole que él era el padre del maíz. Lo invitó a su casa donde recibiría todo lo que andaba buscando. Cuando llegó se encontró con sus hijas, cinco doncellas muy bellas, llamadas Mazorca Blanca, Mazorca Azul, Mazorca Amarilla, Mazorca Roja y Mazorca Negra.
Mazorca Azul lo cautivó con su belleza y dulzura, pronto se casaron y regresaron al pueblo. Como no tenían casa, durmieron un tiempo en el lugar dedicado a los dioses. Como cosa de encantamiento, la casa de los recién casados se llenaba todos los días con mazorcas que la adornaban como flores. La gente venía de todas partes pues Mazorca Azul les regalaba mazorcas a manos llenas. La esposa enseñaba a su marido cómo sembrar el maíz y cómo cuidarlo. Al enterarse de las delicias de la comida nueva muchos animales intentaron robarla. Mazorca Azul enseñó a la gente que debía prender fogatas cerca de las milpas para asustar a las criaturas que andaban en busca de los elotes tiernos. Los ancianos cuentan que Mazorca Azul, una vez que enseñó a las personas todo cuanto sabía sobre el maíz, se molió a sí misma y de esta manera entregó a la humanidad el riquísimo atole (bebida caliente de harina de maíz).
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