La princesa de los cabellos de oro

La princesa de los cabellos de oro

La princesa de los cabellos de oro

En la India vivía una vez una princesa de cabellos de oro, que tenía una madrastra muy mala. Ésta odiaba tanto a su hijastra que logró que el rey la desterrase.

La princesa fue conducida a un desierto lejano y dejada allí. Pero, después de cinco días volvió al palacio en el lomo de un león.

La madrastra furiosa asedió al rey para que la abandonase en medio de las montañas salvajes, donde viven sólo los buitres. Pero después de cuatro días los buitres la volvieron a conducir a casa.

La madrastra, más iracunda que nunca, confinó a la princesa en una isla desierta. Pero después de seis días, se la vio volver, conducida por algunos pescadores.

¡Basta ya! —chilló la enfurecida madrastra— ¡Caven una fosa bien profunda, coloquen a la princesa dentro y cierren bien la abertura!

Los guardias así lo hicieron; pero, después de seis días, el rey vio brillar una luz en el huerto en que había sido sepultada la princesa. Rápidamente hizo abrir la fosa y la encontró viva.

Pero la madrastra no se conformó y concibió otra idea diabólica. Hizo ahuecar el tronco de una morera, encerró a la princesa adentro y la abandonó en el mar.

Después de nueve días el mar llevó a la princesa a las costas del Japón y los japoneses la sacaron del tronco del árbol. La pprincesa todavía estaba viva, pero no bien la depositaron en la orilla murió. Y ante los ojos asombrados de todos, se transformó en un gusano.

En seguida el gusano se subió a una morera y comió muchísimas hojas; luego quedó inmóvil, como muerto.

Transcurrieron cinco días, tantos como los que la princesa había pasado en el desierto, y finalmente el gusano se movió, miró de acá para allá, hasta comió unas hojas y volvió a morir.

Esta vez pernaneció inmóvil durante cuatro días, el mismo tiempo me la princesa había morado en las montañas. Luego recitó, comió algunas hojas y murió.

Después de seis días, como los que la prinesa había demorado en volver con los pescadores, nuevo despertar, nueva merienda; nueva muerte. Aún seis de muerte provisional, el lapso que la princesa había permanecido en la fosa, y el gusanito nuevamente estaba vivo.

¿A que no se imaginan qué hizo entonces? Se apresuró a morir. Y permaneció muerto durante nueve días, los que tardó el tronco en llegar al Japón.

Luego resucitó y murió… están pensando. ¡No! Esta vez, en lugar de morir, se transformó en un capullo de seda dorada, y luego en mariposa.

Ésta se fue volando; después de cierto tiempo puso los huevos, y de los huevos salieron muchos gusanitos de seda chiquitos.

¿Es difícil saber qué hicieron éstos nuevos gusanos? Murieron cinco veces, y cinco veces despertaron.

Luego los japoneses juntaron los capullitos dorados y de ellos sacaron la seda.

La princesa de los cabellos de oro

Ahora en el Japón se crían muchos gusanos de seda, que producen gran cantidad de esta preciosa sustancia. Y hasta los cinco sueños del gusano tienen nombre. El primero se llama «sueño del león»; el segundo, «sueño de los buitres»; el tercero, «sueño del bote»; el cuarto, «sueño del huerto», y el quinto, «sueño del tronco».

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