Por qué se llama al oro «harina de Frodi»
Odin tenía un hijo, Skiold, del cual nació la estirpe de los Skioldungos. Este hijo vivía y reinaba en el país llamado hoy Dinamarca, pero que entonces se llamaba Jotland. Skiold tuvo un hijo, llamado Fridleif, y éste, a su vez, otro, llamado Frodi, el cual reinó después de Fridleif, en tiempos del emperador Augusto y del nacimiento de Cristo.
En aquel tiempo no existía el mal, ningún hombre hacía daño a otro y tampoco existían ladrones; de modo que podía dejarse mucho tiempo un anillo de oro en el monte sin que nadie lo cogiera.
Cierta vez estuvo el rey Frodi invitado en Suecia, en la corte del rey Fiolnir; allí compró dos doncellas, llamadas Fenja y Menja, las cuales eran grandes y fuertes. En aquella misma época se encontraron en tierras de Dinamarca dos ruedas de molino, tan grandes que no había hombre capaz de moverlas, y estas muelas tenían la propiedad de que con ellas se podía moler todo lo que se deseara.
El molino se llamó Grotti.
El rey Frodi mandó conducir a las dos doncellas a este molino y les ordenó que moliesen para él oro, paz y felicidad, y únicamente les permitió que durmieran o descansaran tanto tiempo como durase la pausa del cuco o la entonación de una canción. Cuenta la leyenda que cantaron la canción llamada de Grotti, y antes de que la hubieran acabado, molieron para Frodi la desgracia. Y así fue que en la misma noche tomó tierra en el país el rey enemigo llamado Mysing. Éste mató a Frodi y cogió un gran botín. Con esto se acabó la felicidad de Frodi. Mysing tomó consigo el molino Grotti y también a Fenja y a Menja y les ordenó que moliesen sal. Hacia la media noche preguntaron si no había bastante sal, pero él les ordenó que siguieran moliendo y ellas siguieron hasta que se hundieron las naves, y desde entonces existe un remolino en el mar, allí en donde las aguas caen en el agujero del molino. Desde entonces el mar tiene el agua salada.
Fuente: Antología de leyendas de la literatura universal de V. García de Diego.
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