La rana que quiso superar al rey
El viejo buey, encerrado en la pradera, había pisado por casualidad a una de las pequeñas ranas, aplastandola bajo su pesado casco. Y los hermanos de la ranita corrieron despavoridos a la laguna, para contar a su madre la desgracia que había sucedido.
-¡Oh madre! ¡El buey era grande! -dijeron-. ¡Más grande que cualquier otra cosa que hayas visto!
-¿Asi de grande? -preguntó la rana a sus pequeñuelos… y tomó aliento, retuvo el aire un instante y luego se hinchó como un gran globo.
Los redondos ojos de sus hijos se dilataron de asombro, pero dijeron:
-¡Mas grande! ¡Mas grande! ¡El buey era mucho mayor!
-¿No sería mas grande que esto! -dijo mamá rana, mientras se hinchaba por segunda vez.
-¡Mucho, mucho mas grande! -exclamaron ellos a coro.
-¿Así de grande? -volvió a preguntar mamá rana … y se hinchó tanto que quedó amoratada por el esfuerzo.
-¡Si, si! ¡Más grande todavia! -asintieron los pequeños.
La vieja y estupida rana, agraviada por sus respuestas, descansó un instante. Luego, tomando aliento profundamente de nuevo, se hinchó tanto que se oyó una repentina explosión, y la rana estalló como un globo.
-¡Oh Dios mio! -dijeron las ranitas, consternadas-. ¿Por que habrá creido mamá que podía volverse del tamaño de un buey?
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