Viene la Tule
Hace muchos años me dirigía a mi casa, en San Mateo, después de terminar el baile en el salón del pueblo.
Eran como las diez de la noche. La calle estaba solitaria y caminaba presuroso para no llegar tan tarde a la casa.
Mientras caminaba, se me apareció un pequeño tronco en medio de la calle, con un tamaño aproximado de metro y medio de largo.
El hecho me sorprendió, dado que su aparición fue inesperada.
Del tronco hueco se escuchaba un ruido extraño. Traté de ignorar su presencia, pero lo más inexplicable fue que al continuar con la marcha, el tronco comenzó a rodar, como si estuviera persiguiéndome.
Me sentí muy mal. Sentía, que me perseguía algo sobrenatural. Tanto era el miedo que tenía que, imaginaba que en mi espalda había una cosa rara. Caminaba cada vez más rápido, pero el tronco seguía ahí.
Desde el lugar de su aparición hasta mi casa había una distancia aproximada de 900 metros. Durante todo este trayecto, el tronco siguió rodando conforme yo avanzaba en el camino.
Al llegar al portón de la casa, me sentía casi descompuesto. Mi hermana me abrió la puerta y notó que algo extraño me sucedía. Estaba muy pálido y sudoroso.
Para recuperarme fue necesario tomarme una taza de café y hasta me frotaron con alcanfor.
En eso me preguntaron en casa: “Pero muchacho, ¿qué te pasó?”.
– Cuando venía del baile, se me apareció la Tule –les dije muy asustado.
– ¡Eso le pasa por andar caminando a altas horas de la noche! – contestó mi hermana.
Informante: German Morales. (2011).
Fuente: Historias y Leyendas de San Mateo, UCR
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