La leyenda del mandador y el chingo negro
Dicen que hace muchísimos años, en uno haciendo de Guanacaste. Costa Rica, había un mandador que no creía en nada. Un Viernes Santo llamó o los sabaneros paro ir a recoger un ganado. Como ellos le tenían gran respeto o la Semana Santa le hicieron ver que no ero correcto trabajar en un día tan sagrado. Le dijeron que si él daba la orden, él sería el responsable de lo que sucediera.
Ya habían recogido el ganado cuando vieron a lo lejos un toro negro y chingo que nadie había visto antes. El mandador dijo que él personalmente lo iba o traer. Los sabaneros le rogaron que no fuera. Que aquel animal no era cosa buena. Pero él, tratándolos de cobardes, se fue detrás del toro. Al caer la tarde aún no había regresado. Los hombres volvieron o la hacienda esperando verlo aparecer al día siguiente. Pero el mandador nunca regresó. En opinión de aquellos sabaneros, el diablo, en forma de chingo negro, se lo había llevado para siempre.
La gente de aquella zona asegura que de vez en cuando se oye al mandador persiguiendo al toro chingo que nunca logró alcanzar. Dicen que el Viernes Santo, como o las 3 de Ta ‘arde, se ven pasar dos sombras que se adentran en la montaña. Y que se escucha el grito de un sabanero que corre ganado y el mugido de un toro.
Fuente: Escuela para todos 1992.
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