Fábulas

La parte del león

La parte del león

La parte del león Cierto día, el león, cansado de cazar solo, invitó al oso y al zorro a acompafiarlo. Era poco frecuente que el orgulloso rey de la selva invitara a sus súbditos a acompafiarlo en una cacería, y…

El león y sus consejeros

El león y sus consejeros

El león y sus consejeros Había una vez un león, que nunca se había distinguido por su buen carácter, que se encontró con un zorrino pendenciero y maligno. El zorrino nunca había perdido una disputa con cualquier animal del bosque,…

El gallo y el zorro

El gallo y el zorro

El gallo y el zorro Una bella mañana al salir el sol, un zorro que se paseaba por el campo buscándose el desayuno oyó cantar a lo lejos un gallo. Se detuvo de manera tan repentina como si hubiera sido…

El granjero y sus hijos

El granjero y sus hijos

El granjero y sus hijos Los tres hermanos reñran con encono a causa de las tareas que les había en» cargado su padre. El mayor estaba parado junto a la puerta del establo, agitando con enojo los brazos. El segundo,…

El lobo y el cordero

El lobo y el cordero

El lobo y el cordero El solitario lobo había estado sufriendo hambre y sed durante todo el día. Por fin, llegó a un arroyo y bebió ávidamente. Mientras lamía el agua límpida y fresca, se preguntó dónde y cuándo podría…

El perro del hortelano

El perro del hortelano

El perro del hortelano Probablemente, lo que más le gustaba al buey era la comida. Si le gustaban más otras cosas, no las recordaba. Además, estaba demasiado atareado: araba durante todo el día, arrancaba los tocones de los árboles o…

La tortuga y el águila

La tortuga y el águila

La tortuga y el águila La Vieja tortuga, mientras se soleaba sobre las lisas y tibias rocas, al borde de la laguna, observaba cómo ascendía repetidas veces hacia las nubes el águila de anchas alas, hasta que sólo era una…

Los dos amigos y el oso

Los dos amigos y el oso

Los dos amigos y el oso Los campos dormitaban bajo los últimos rayos de sol de la tarde, y los animales del bosque, ocultos en centenares de cómodos escondites, empezaban a despertar de su siesta. El murmurante arroyo había mermado…

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